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Espectáculos

Tras las huellas del primitivo flamenco Van der Weyden en la pintura medieval

KDCU News
10/13/2013 6:15 AM

Bruselas, 13 oct (EFE).- El Real Museo de Bellas Artes de Bruselas desentierra las profundas huellas que dejó el maestro primitivo flamenco Rogier Van Der Weyden sobre la pintura medieval europea y su evolución hacia el renacimiento, en una gran exposición con vocación historiográfica.

“El legado de Rogier van der Weyden” reúne 120 pinturas procedentes de instituciones y colecciones privadas de todo el mundo además de dibujos, grabados y documentos históricos, y es fruto de “cuatro años de investigación científica puntera”, según afirmó el director del museo, Michel Draguet, al presentar la exposición.

La muestra aúna algunos de los retratos y trípticos más representativos de Van Der Weyden (Tournai 1399/1400-Bruselas 1464) con obras de artistas tanto reconocidos como anónimos que siguieron su estela desde la segunda mitad del siglo XV hasta comienzos del XVI, entre los que destaca el renacentista Bernard van Orley.

Van der Weyden forma parte de la terna de pintores conocidos como los “Vlaamse Primitieven” (primitivos flamencos) junto a Robert Campin y Jan Van Eyck, y algunos historiadores lo sitúan como el más influyente pintor de los Países Bajos del siglo XV por la sutileza de sus composiciones y expresividad de sus figuras.

La fama del maestro flamenco se propagó más allá de los Países Bajos y llegó hasta la pintura medieval y renacentista de Alemania, Francia, Italia y España, según destacaron las comisarias de la muestra, Véronique Bücken y Griet Steyaert.

No obstante, una parte importante de su legado se ha perdido o permanece a oscuras debido a la destrucción de obras y de documentos históricos y a la incierta atribución de lienzos de su época -entre los artistas del XV no era costumbre firmar sus obras-, explicó Bücken.

“Hasta ahora se habían dedicado varias exposiciones a los precursores de Van der Weyden, pero ninguna a sus seguidores por la enorme dificultad historiográfica de esta tarea”, señaló la experta.

Pintores como Van Der Goes o Colijn de Coter y otros artistas anónimos presentes en la exposición han sido históricamente catalogados como “pequeños maestros”, una denominación que Bücken calificó de “injusta” y debida al “gran desconocimiento” de las obras y de su contexto.

“Muchos artistas pagaron el alto precio del anonimato”, afirmó la comisaria, quien ensalzó el valor artístico de obras sin atribuir del taller de Van der Weyden o influenciadas por su estilo.

Entre estos pintores anónimos se encuentran los conocidos en la historia del arte como “maestro de la vista de Sainte-Gudule” o “maestro de la leyenda de Sainte-Cathérine”, denominaciones extraídas de sus lienzos más representativos y que aluden a sendos templos de la Bruselas medieval.

Mención aparte merecen el “Tríptico de la Redención” y la “Adoración de los magos”, obras procedentes del Museo del Prado de Madrid y atribuidas al “Maestro de la Redención del Prado” tras diversas “confusiones y polémicas históricas”, y cuyas particularidades estilísticas y técnicas invitan a pensar que sus autores “trabajaron en España”, según las expertas.

La muestra permite comparar los elementos comunes de estas pinturas con obras maestras de Van der Weyden como “Retrato de Antoine de Borgoña”, “La pietà” o “El lamento delante de la tumba abierta”, como el delicado tratamiento de las figuras o el ingenioso uso del paisaje y la perspectiva.

Ya en los albores del XVI, Van der Goes dio una nueva vuelta de tuerca al estilo marcado por el primitivo flamenco al añadirle atributos del renacimiento italiano: encuadres más cerrados y un mayor énfasis en el movimiento y la anatomía.

La exposición ofrece así una visión conjunta de la producción pictórica de Bruselas hacia finales de la Edad Media, y postula la existencia de una “verdadera escuela bruselense” a partir de “características comunes históricas, iconográficas, estilísticas, técnicas y económicas”, según las comisarias.

En esta época, la futura capital belga era una ciudad en “pleno florecimiento cultural” gracias a que los duques de Borgoña decidieron instalarse en el Palacio de Coudenberg y atrajeron a otras familias nobles como los Nassau o los Ravenstein, quienes ejercieron como grandes mecenas y contribuyeron a que la “escuela bruselense” dejara su impronta en la historia del arte.

“El legado de Rogier van der Weyden” podrá visitarse en el Real Museo de Bellas Artes de Bruselas hasta el próximo 26 de enero.

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