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EE.UU. y España se unen para honrar a tres caídos de una guerra que los enfrentó

Varios miembros de la tripulación de la fragata española F-103 Blas de Lezo (en la imagen) se reunieron con más de una...
KDCU News
April 17, 2012. 05:47 PM

Norfolk (EEUU), 17 abr (EFE).- Estados Unidos y España se dieron hoy la mano para honrar a los caídos de la guerra de Cuba, un conflicto que hace más de un siglo les enfrentó y que ahora les ha unido en el Cementerio del Hospital Naval de Norfolk, en el estado de Virginia, donde aún descansan tres de los marineros españoles que entonces perdieron la vida.

Recién llegados desde Ferrol (Galicia) a la Base Naval de Norfolk, la más grande del mundo, varios miembros de la tripulación de la fragata F-103 Blas de Lezo se reunieron con más de una decena de marinos estadounidenses para recordar a estos "tres héroes" que nunca pudieron ser repatriados.

El capitán de Fragata Juan Escrigas, comandante de la Blas de Lezo, fue el principal artífice de este reconocimiento, después de emplear casi cuatro décadas en reconstruir la historia de aquellos más de 1.200 marineros que se embarcaron para luchar en la escuadra del almirante Pascual Cervera, entre los que estaba su bisabuelo.

Doctor en Historia, Escrigas ha ido uniendo pieza a pieza casi todas las de este rompecabezas, que tanto por esfuerzo como por "destino", completó hoy junto a su tripulación.

"No se sabía muy bien ni cuándo habían fallecido, ni dónde, ni dónde habían terminado sus cuerpos. (...) Conseguí localizar a las 1.249 personas que formaban la dotación de Cervera e incluso participé en dos campañas arqueológicas para buscar alguno de los cadáveres en Cuba", relató a Efe Escrigas, quien continuó la historia en tierras estadounidenses, donde hoy ha cerrado el círculo.

Por "casualidades o no", la Blas de Lezo cuenta con cuatro descendientes de marineros que participaron en la batalla de Santiago de Cuba, como Damián Niebla, cuyo bisabuelo -del que lleva su nombre-, perdió un brazo y fue atendido precisamente en las mismas instalaciones que su biznieto pisaba hoy.

"Mi bisabuelo participó como miembro de la dotación del crucero acorazado Vizcaya que formaba parte de la escuadra del Almirante Cervera y un trozo de metralla le destrozó el brazo derecho. Para mi ésta es una ocasión única, estar en el mismo lugar en el que estuvo mi bisabuelo llevando el mismo uniforme que llevaba él", relató a Efe el alférez de navío Niebla.

Corría el año 1898 cuando El Solace, primer buque de la Armada estadounidense en adecuarse a los requisitos de la Convención de Ginebra y en enarbolar la bandera de la Cruz Roja, prestó ayuda a los heridos del bando estadounidense -que fueron los menos-, y además evacuó a 48 heridos españoles de la Escuadra de Cervera en las proximidades de Santiago de Cuba.

De los heridos que iban en el Solace murieron ocho, y al menos 3 de ellos continúan hoy en día en el cementerio antiguo, cuyas sepulturas están identificadas como las del Marinero de Primera José Charlín Bouza, el Soldado de Infantería de Marina Jaime Doltre Folgueres y el Marinero de Primera José García López.

"Al almirante Cervera lo llevaron preso a Annapolis, pero hasta en dos ocasiones le dejaron venir a visitar a los marineros que estaban aquí", relató el historiador Allen Cutchin, durante un recorrido por el centro hospitalario. "Siempre fueron tratados como pacientes, no como presos".

Tras recoger a los heridos españoles, el Solace se dirigió a Siboney donde el día 12 de julio de 1898 recogió a 44 heridos del Ejército americano, que más tarde serían desembarcados en Fortress Monroe. Los marinos españoles y otros 55 estadounidenses emprendieron entonces rumbo a Norfolk, para ser atendidos en el Hospital Naval.

El almirante español Pascual Cervera comandó la acción contra la escuadra estadounidense, de la que solo falleció uno de sus marinos, mientras que por parte española perdieron la vida 323 hombres y 121 fueron heridos.

La batalla naval del 3 de julio de 1898, que decidió la independencia de Cuba, enfrentó duramente a ambos países y liquidó el poderío español en América, definiendo la entrada de Estados Unidos en la historia de la isla.